Todos nos hemos enfrentado a ello: tu hijo quiere desesperadamente una mascota, y tú no tienes muy claro que sea buena idea. Si finalmente te lanzas a dar el paso, ten en cuenta que tener un perro u otro animal en casa supondrá mucho trabajo y podrá convertirse en una fuente de conflictos a la hora de repartir tareas, pero piensa que también será una buena oportunidad para enseñar a los más pequeños la importancia de la responsabilidad, día tras día, en el cuidado de otro. Hoy en El Blog de Nanos te damos algunos consejos para que disfrutéis en familia mientras convertís a vuestros hijos en personas con valores y respetuosas con los animales y, por ende, con los demás.
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La importancia del juego
Las palabras responsabilidad o trabajo no suenan nada bien, y mucho menos para un niño. Una buena fórmula para introducir estas rutinas de cuidado a la mascota consiste en tratarlas como un juego. Enséñale de forma cariñosa cómo tratar a su mascota, como respetar su espacio y cómo no hacerle daño jugando. La clave es que entienda que se trata de un ser vivo que debe ser respetado y cuidado.
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Cuestión de edad
Antes de lanzarte, ten en cuenta la edad de tu hijo: se recomienda que al menos tenga 6 años para que tenga la capacidad de comprender cuándo puede causar daño, así como entender indicaciones sobre cómo tratar al animal con respeto. Además se recomienda comenzar con mascotas que requieran cuidados menos complejos, como tortugas o perros (son pacientes por naturaleza con los niños). Gatos o hamsters, por el contrario, tienden a ser agresivos si no son tratados con cuidado, por lo que es conveniente esperar un poco más.
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Comienza por tareas sencillas
La responsabilidad debe introducirse poco a poco, por lo que es conveniente que comiences por tareas sencillas que pueda asumir sin problema e introducir en sus rutinas diarias. Por ejemplo, pídele que le de agua limpia, que lo alimente en horarios específicos… De este modo, asumirá los tiempos del animal e introducirá la idea de que su cuidado y bienestar dependen de él.
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Fomenta sus lazos
Permite a tu hijo que abrace y acaricie a su mascota. Ello reforzará sus vínculos y ayudarán a que crezca la bondad y el respeto hacia ella. Eso sí, supervisa sus juegos y por freno a cualquier comportamiento agresivo por parte de los dos (las mascotas, cuando son cachorros, tampoco controlan a veces el juego y pueden llegar a hacer daño).
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