No es ningún secreto que la práctica de deporte trae de la mano toda una serie de beneficios físicos, pero tal vez se hace menos hincapié en lo que puede hacer por nuestras mentes. La actividad física ayuda a pequeños y mayores a relacionarse, a seguir unas reglas, a trabajar en equipo, a autosuperarse y a constatar la importancia del esfuerzo personal a través de la creación de metas. También les (y nos) enseña a perder y a reconocer nuestros límites.
Por todo eso y por mucho más, cuanto antes inculquemos la cultura del deporte en nuestros hijos, ¡mucho mejor! Hoy os dejamos cinco razones por las que no perder la importancia de integrar estas actividades en el día a día de los más pequeños, ya sea en el colegio, a través de actividades extraescolares (como las que ofrecemos en Nanos), o en familia.
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Aprender socializándose
Los deportes en equipo fomentan la socialización y ayudan al niño a compartir triunfos y derrotas y a disfrutar de los sentimientos que acompañan al hecho de formar parte de un equipo; a ganar y a perder y ayudarse en conjunto para conseguir un objetivo común.
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Una alternativa de ocio sana
El deporte es una alternativa de ocio más dentro del abanico de todas las posibles, pero probablemente sea una de las más sanas para cuerpo y mente. Con la práctica ejercicio físico con la familia y los amigos se enseña a los niños una forma de divertirse y pasarlo bien que puede convertirse también en punto de encuentro entre padres e hijos. Además, a los niños y a los adolescentes, al igual que ocurre con los adultos, hacer deporte al aire libre y hacer un poco de deporte en familia y/o en grupo les ayuda a descansar y volver a su día a día con más fuerza y ánimo.
Sobre todo, la alternativa del deporte previene el exceso de tiempo dedicado a alternativas lúdicas sedentarias y pasivas. Son muchas las alternativas de ocio fáciles y cómodas que no suponen ningún tipo de actividad física, ni motivación, ni estimulación para los niños y que realizadas de forma exclusiva, y sin alternar con otras actividades, pueden facilitar el desencadenamiento de problemas de salud.
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Más autoconocimiento; más autoestima
Hacer deporte puede ser un canal más para mejorar la autoestima de niños y adolescentes en general, al permitir un autoconocimiento de su persona que sin duda les dará las tablas necesarias para enfrentarse a todo tipo de situaciones. Además, a nivel físico, puede ser de gran ayuda para quienes por su cuerpo puedan tener problemas de integración, por sentirse demasiado altos o bajos, o gordos o delgados. Son sensaciones que pueden llevarse mejor cuando se sienten ágiles y con capacidad para controlar su cuerpo y cuando se sienten seguros e integrados en la práctica de un deporte, de forma normalizada.
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Bienestar y vitalidad
La sensación de bienestar inmediato que produce el ejercicio físico se debe a la liberación de las endorfinas, las hormonas encargadas de facilitar y generar sensación de bienestar y vitalidad que ayuda a enfrentarse a los problemas con mayor energía. Esta sensación responde a una explicación bioquímica que ocurre cada vez que el cuerpo se realiza ejercicio físico.
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Un gran modelo del que aprender
Los valores que inculca el deporte llegan al niño a través de la figura (fundamental) de su entrenador o entrenadores. Las personas encargadas de conducir el aprendizaje del pequeño ejercen una gran influencia en él y pueden convertirse, como ocurre con padres, familiares o profesores, en ejemplos a imitar o espejos en los que mirarse para vislumbrar aquello en lo que quiere convertirse en el futuro. Po eso es positivo que una de las personas que le rodean y que ejerzan en él una influencia sea alguien capaz de transmitir valores en positivo. Por descarte (el tiempo es limitado), dedicar parte de la agenda del niño al deporte implica no dedicársela a otras opciones menos beneficiosas para su desarrollo personal.
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